martes, 2 de julio de 2013

EL TRABAJO


El trabajo se complico porque yo le miraba las tetas todo el tiempo. Eran hermosamente perfectas. Y entonces los autores me daban vueltas en la cabeza con sus malditos conceptos, pero mis ojos me hacían desertar de cualquier pretensión de entendimiento. Por aquel entonces yo era un estudiante medio pelo, un poco avispado y bastante ladri, o sea, alardeaba mas de lo que realmente sabia. El problema es que la media era bastante penosa entonces cualquier pibito que hubiera leído un libro y tres cuartos (como yo) y citara en el momento exacto la frase de turno, era visto como un cuasi iluminado profeta. La academia se había convertido en una especie de supermercado donde poder obtener tu titulo, con ciertos aires de cientificidad y modernismo. Una caca. La vida disipada e idiotizante hacia lo suyo con nuestros ratos libres. El trabajo grupal había sido prácticamente delegado en mis hombros, no me molestaba, salvo por el detalle coyuntural de aquel par de tetas, redondas, jugosas, expectantes.
Fantaseaba: 1- con quien seria el maldito bastardo que estaba haciendo cosas con ellas
                   2- con ser el maldito bastardo de turno
                   3- con una rusa, bien hecha, a lo poringa

Por momentos me perseguía pensando en que ella se daba cuenta de que le miraba cada medio segundo sus tetas, buscaba un atisbo de reprobación en su mirada, en su tono de voz, pero nada, era como si nadie se diera cuenta que mi mente oscilaba entre chupárselas o mordérselas.  Creo que al resto del grupo, las dos gordas maestras y el ex jugador de Miramar misiones medio facherun de gorra, les chupaba un huevo que quedara bizco una de esas tardes, con tal de que llevara el puto trabajo hacia las costas de un 9 salvador. Eran unos mediocres.
Fabián el player una vez me dijo: “yo no caso una, creo que me voy a encargar de  la carátula, jua jua” yo lo mire con cara de no te hagas el dolobu banana y mete un bocado porke se kema todo, pero como estaba medio cuadrado debido a su pasado futboler le conteste:  “que bueno, la carátula también es re importante, porke no haces medio como un colagge?”
Las gordas se pasaban toda la tarde comiendo galletitas esas de cereales, tomando mates lavados y hablando mal de toda existencia que tuviera sistema nervioso central. Pasaron 3 tardes y el trabajo no avanzaba de algo así como “ en el presente trabajo keremos plantear zzzzzzzzzzzzzzzz”.
Lucia. Lo que ella pudiera aportar o no me importaba poco. Para mi, bastaba con su presencia, con una remera ajustada o un escote musculosita, con que se desperezara en el sillón color verde aceituna, con que alargara el brazo inclinándose recibiendo un mate salvador.

Me hago la paja y me tiro a dormir. Pienso que la sabana ya debe de estar dura en algunas partes de tanto recibir semen. Esta vez elegí acabarle en la cara y n o en las tetas. Era un día soleado y estábamos en la playa, atrás de unas dunas. Su cara era una mezcla de arena seca y semen liquido viscoso. A lo último, en la última gota, pasa su lengua por su labio superior y sonríe. Sus ojos claros pestañean por un momento. Quizás por la acidez del material. Quizás por algún grano de arena. No lo se. Lo que se es que fue una buena paja previa a una merecida siesta.
Lucia.


En fin, entregamos el trabajo, con carátula de mierda y bibliografía mal echa inclusive. Metimos un 9 porque creo que el profe compartía mis impresiones acerca de los senos de Lucia y esperaba prenderle cartucho en algún balneario de turno, donde ella no fuera alumna y el no fuera profe, aunque ella fuera alumna y el fuera profe. Yo que se. Lucia no entrego esa vez, ni ninguna otra y creo que se puso de novia con un mamadera del centro de estudiantes. A veces me ve en el patio y me saluda. Yo hago lo mismo y miro el piso para no marcar bobera. Alguna que otra paja igual, le sigo dedicando, de vez en cuando.

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