sábado, 18 de junio de 2011

SALIO




Salió. Quemadísimo. Había pintado el aguinaldo. De tarde la oficina era una fiesta encubierta. Todos parecían obviar la cuestión menos el. Es que se había delirado el mes, y de bobera pintaba una buena. Cobro y se fue a un bar. Pego una hamburguesa y una Pepsi. La soledad del bar, de los bares, era demasiado naif para el. No sentía ninguna mirada ni el aire, solo miraba la cuenta en el pinchito de metal 99 pesos y la propina que fuera.

Esa había sido su tarde de esperanza.

La noche era salir, solo, quemado, triste, zarpado, con uno y una botella, a trillar las putas del barrio, a pensar y hablar con el.

Fue hasta la avenida y enfilo. La primera puta ya no estaba, era la más difícil pues sus carnes tentaban a todo tachero que pasara. Fue a la esquina de las lateras y la vio. Ya había una camionetita parada al lado chamullando. Ella se subió y se fueron. Pensó en lo asqueroso del tipo, lo había visto bastante bien desde la distancia en la que estaba. Todo un padre de familia o un asesino. En realidad el se la merecía mas. Pero era el efecto de los tiros solamente. No tenia auto siquiera, siempre perdería la oportunidad. Camino una cuadra y vio el auto frenado a mitad de cuadra. Las nucas se movían, busco el movimiento de chupar pija pero no, hablaban se ve. Se quedo en la esquina. Seria un pete o un polvo?. Vio algo parecido a un reclinar del asiento. Decidió agarrar por esa cuadra y pasar por al lado. Sentir o ver algo, participar de alguna manera. Cuando el padre de familia terminara, el volvería después de tomar otra cerveza a por la puta. Quería besar su boca demasiado, sentir el aliento del cante, el gusto de la pija del tipo de la camionetita.

Esa noche estaba enfermo.

Porque sabia que lejos pasaba algo que el no podía evitar por no querer. Por decidir estar en esa. Y se imaginaba miles de situaciones, charlas, alientos, roces. Y se sentía bien estar ahí, solo, y poder pegar cervezas, y saber que se terminaría pero en soledad, sin amaneceres, ni perros ni prosegures en bondis ni viejas, estaba a dos cuadras de la cueva. Había decidido habitar su territorio. La cortita. Lejos de las cosas y de la vida, de lo que le contarían o no. Del amor, elegía a escobazos. No sabía bien porque, otros tendrían sus teorías. Siempre había algún otro pensando en los demás y no en su culo. Sus sucios culos.

Lejos de las palabras nocturnas, paso por al lado de la camionetita, el tipo y la puta lo miraron, detuvieron sus movimientos por un momento. Raro.

Prendió el mp3 y busco Beside you de iggy pop, después seria noche con amigos de intoxicados. Enfilo hacia la cueva a resguardarse del frío de las manos, a peinar, escribir algo, y esperar su turno en la esquina.