martes, 4 de agosto de 2009
FE DE RATAS (a cagar!)
Fue un sábado. Ni siquiera debería escribir algo sobre eso, pero lo voy a hacer. Mi mente confundida no agonizaba, solamente por la presencia de un otro que se tomo el dulce trabajo de escuchar. Ese otro compartió mi replica, mi descargo, mi dolor, y hasta se aventuro a proponer una ruptura espacio- temporal para calmar mi miedo. -Si querés nos podemos ver todos los días- dijo. Yo que soy un jodido hijo de perra para las cuestiones horarias, me encontré conmovido y shockeado ante tal muestra de afecto sin una gota de alcohol. Bueno ta, quizás algunas, pero se entiende la idea. Entonces pude desplegar mi cuestión, se lo merecía el escucha por ser amigo y compañero de filosofeses. Y allí, bajo la luz tenue de una esquina no tan podrida cómo pretensiones tiene, llena de maricones farsantes y minitas pajeras, no me dí cuenta de nada, pero se me otorgo un respiro. Después escribí esto:
No hay un más asqueroso obscuro agujero.
Que el agujero más asqueroso de alguien.
Con el tiempo me dí cuenta.
Que prefiero ahogarme en el mío.
Que después de todo es también un refugio.
Y que ni siquiera está vacío.
Odio la superficialidad de lo profundo,
es como tirarse al vacío para estrellar el cuerpo contra algo,
y nunca terminar de caer.
El vuelo eterno y desesperante.
Horrible.
Odio los muñecos de torta y las muñecas de ensalada.
Las camperas de cuero frías.
Las botellas destinadas a morir contra el sucio pavimento.
De última que sea un cuello.
Cuando te morís y no te creman, te meten en una fosa común llena de otros restos humanos.
Sino te morís es lo mismo.
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puedo decidir entre una bomba molotov, o una piedra bien metida. cualquiera de ellas,
ResponderEliminarva a estallar en alguna prozaica cabezita
de cartulina.