lunes, 22 de febrero de 2010

Arriba del arbol


Las abejas se comen mis ojos dorados de cal. Sangro cómo nunca nadie me habló. Hago puré de abejas masticando sus pequeñas alas que van a parar a la mar de mis intestinos. Ellos, ven televisión y reciben complacidos y extasiados el puré de alas de abeja. Uno de mis intestinos vomita producto del envenenamiento al que lo somete el otro de mis intestinos asesino. Ahora tengo un intestino muerto dentro mío y un otro intestino asesino. Intento cagar el intestino muerto tomando ayaguasca con mi amigo boliviano que trabaja en la plaza de los bomberos con sus discos de música horrible autóctona moderna. Igual somos amigos, a pesar de nuestras diferencias musicales y el sabe que a mi no me gusta mucho su movida.
Corremos por Gaboto hacia abajo en pleno viaje psicodelico, al parecer huyendo de la policía o de unos planchas, da igual. Paro por un momento intentando vomitar contra un árbol. En la copa se encuentra un hada desnuda, espera agazapada hasta que el boliviano se aleja corriendo de los planchaspolicias como 2 cuadras, y me chista desde arriba la muy zorra.
-Chst, hey, gil, si a vos te hablo chabón- (al parecer el hada era argentina)
-O, disculpe que le vomite el arbol, pero es que tengo un intestino muerto envenenado que evacuar de mi cuerpo-
-No importa, ta todo bien, subite y haceme el amor- dice el hada con cara de enferma.
Era hermosa, trato de apresurarme en mi afán de alcanzarla, me subo al puto árbol agarrándome de una rama seca y endeble que se desintegra en mi puño y hace que me caiga golpeando mi cabeza contra el caprichoso asfalto que me mata al instante. Muero, y el hada sonríe al ver mi cabeza muerta en el charco de vomito. Baja del árbol, llama por celular al boliviano (claro cómplice de mi asesinato), se casan por civil, donan mi intestino asesino para que lo estudie el museo oceanografico y el mides, y con la plata se compran un par de metralletas que utilizan para robar un brou pero son tiroteados por la policia. El hada y el boliviano eran menores.
Fin

5 comentarios:

  1. jajajaja cómo te quiero!!!

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  3. por eso es nececrio reducir la edad de inimputabilidad.

    Sobretodo para hadas y bolibianos.

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  4. vos, porque no conociste a caguaya, nuestro ministro amigo boliviano, un indio pedante con dinero, como para corroborar que la estupidez no conoce etnias, por un lado, y que la casa de ernesto es un crisol de pueblos y especímenes, por el otro.

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  5. La aventura bien se podría haber desarrollado en la casa de ernesto

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