lunes, 20 de julio de 2009

Pestañas


Pestañas.
Puedo abrir cientas.
Cientas de pestañas.
Mil millones.
Puedo abrir una y es Berlin.
Y todos aplaudiendo.
Puedo otra y un loquero.
Hace rato que deseo usar la palabra crujen.
Crujen, cri cri.
Puedo abrir cientos de ellas.
Un mellado.
Los gordos pelotudos que presentan la banda.
La banda no precisa presentación.
Gordo
Si, a vos te digo gordinflon.
Todos saltan, como extasiados.
Todos bailan, como tarados.
No hay que bailar, es invierno.
Hay que construirse un Bunker.
Y meterse dentro.
Me duele la garganta.
Corta cómo un filo.
Vamos a ver que pasa por ahí.
Por ahí que pasa algo.

1 comentario:

  1. la medalla milagrosa fue el primer objeto que siempre deseó tener el gordo presentador en el orto. Era como un presagio. Ese gordo, que en realidad ess la escoria de la sociedad en persona, se resume en el Boyero.
    Una persona que vive de presentar murgas siempre me causó mucha elejía. Y habría que escribir una genealogia de los presentadores gordos y los efectos antropo-petulantes.

    El trabajo es todo suyo, camarada...

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